4.5.05

Música Sanadora

Es curioso como los niños pueden apreciar la música.
Yo tengo dos hijas y su efecto (el de la música) es totalmente sanador.

Con la mayor (que tiene sólo dos años), al ser la primera, hacíamos muchas más cosas(¿tonterias?, por aquello de la ilusión del primero. Entre ellas estaba el poner unos cascos en la tripa de mi mujer embarazada con algún tema que nos gustara mucho. Suponíamos que eso sería bueno para el bebé. La canción elegida para que Alba escuchara desde la tripa era Me & Lola de Anders Osborne.

Ahí se quedo todo, hasta que cierto día en el que, de no ser porque somo personas de paciencia infinita, hubieramos tirado a Alba por la ventana, se me ocurrió la feliz idea de poner música para ver si de esa forma se calmaba. Probé con los clásicos primero claro, y no, ni siquiera el Rubber Soul funcionó. Me pasé a The Wall, a ver que pasaba, y el volumen se incrementó. Hasta que de repente le puse Me & Lola. Se calló. Increíble, pero se calló. Así estuvimos, media hora repitiendo el tema hasta que se durmió, de placer, la tia...

Yo pense que eso era coña, suerte, coincidencia, hasta este fin de semana...

Candela, mi hija pequeña, tenía uno de esos ataques de gritos, lloros, etc., inaguantables (de hecho se quedó afónica, afónica con 1 mes y medio...), y estabamos en el coche, sí, en el atasco. Alba (mi hija mayor, de dos años sin cumplir) por su parte acompañaba en los coros con una de las canciones que le enseñan en la guardería, de las que sólo se sabe dos palabras de un mismo verso, que repite a gritos hasta romperte los nervios.

Y de repente me dije, yo no voy a ser menos, y puse música. Mi iPod, que ya iba por la G. La G del God de los temas gospel, o del Going Down de los bluses,... Esa G se paró en un tema de los Crusaders del último disco Rural Renewal, llamado Going Home. Y Candela se calló. Y se quedó con los ojos muy abiertos, como buscando algo. Esto claro produjo un efecto en cadena sobre Alba, que también se calló, y se puso a mover la cabeza como si bailara. Rápidamente me fui a reproducir el disco entero, y Candela no solo se calló, sino que entre canción y canción se revolvía inquieta, pidiendo más de su médicina musical, así hasta que ambas se durimieron de placer, claro.



El disco en cuestión (menudo charlón, como intruducción a un disco) es una maravilla.
A la banda, The Crusaders, yo no les he seguido demasiado. Tienen una amplia carrera que abarca unos 20 años (décadas de los sesenta y setenta). Este disco es una especie de reunión, contando con Clapton a la guitarra en dos temas, y con Donnie McClurkin y los Sounds of Blackness (estos hacen gospel) en las voces para otro par de temas.
El disco es una especie de mezcla de rítmos groovies con mucho sabor negro (soul y blues), todo tamizado por unos medios tiempos muy bailables, a la vez que escuchables.
Super jazzy, aunque para todos los públicos, ya que no se les va la pelota en los solos. De hecho llama la atención como Clapton le saca partido a la pentatónica en momentos imposibles... Demos gracias a Dios (M.W.) por la pentatónica.

Ya hablaremos.

1 Comments:

Blogger nandocaballero said...

dios mio! salgo ahora corriendo a comprar ese puto disco!

4:42 p. m.  

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