Los directos son incómodos, a veces.
El viernes pasado vi a Ben Sidran en el Central. Musicalmente muy buen concierto. Pero el sitio es súper incómodo. Eso no es nuevo. El Central tiene mucho encanto, pero sinceramente no está bien preparado. Esta por supuesto es una opinión muy personal. Es que al final yo no se si cuando organizan un local musical tienen en cuenta lo que van a programar, o simplemente piensan en apilar sillas, o qué...
Como digo el viernes me dirigí al Central con mi amiga y antigua cantante de La Banda de Blues, Bea, y con mi colega Andrew que pasó por Madrid. Llegamos, y el local petado; claro, era Ben Sidran, que está tocando hasta el 23 en el Central. Nos obligaron acoplarnos en un rincón, compartiendo una mesa con una pareja acaramelada a los que les importaba una mierda el concierto (12€!!!), y que no dejaban de levantarse, hablar, etc. No se veía nada. y nos sentamos en fila india en unas sillas incomodísimas. ¿El concierto? Pues muy bien. Sidran tocó blues, tocó funk, y toco jazz, del simpático, del bailable. Además estaba por la sala un trompetista, del que sólo dijeron que era de New Orleans, pero no su nombre. Andrew y yo nos levantamos al unísono para ver si le conocíamos, y ni síntoma. Pero tocó francamente bien.
Sidran hizo dos pases, de 40 min. cada uno. Súper corto. Coño es el Central y cuesta 12€. Parece que no les gustase tocar. No lo entiendo. Yo voy a tocar a un sitio y me dicen que sólo puedo tocar 40 min. y me da bajón. En fín, será que no todo el mundo disfruta tanto..., no se.
Luego está la frustración del primerizo. Imaginaros que vais hoy o mañana (último día) a verle. Os gusta, porque os gustará. Y vais y compráis un disco. Esta sería la típica compra que os frustraría, porque estoy seguro, con la pedazo de carrera que tiene este tio, que compraríais algo que no sería justo lo que habéis escuchado en el concierto, que no olvidéis que era la razón por la cual habéis comprado el disco.
Recomendación: Live at Montreux.
Esta portada es de la edición japo. Intentad encontrar la barata ;).
Continúo:
Después nos fuímos al Moe a tomarnos una copa, aunque en realidad nos dirigiamos a La Reina de Cuba a escuchar Jazz Latino. Pero entramos en el Moe. Estaban Edu Bighands y la Whiskey Tren. Joder cómo ha mejorado este tio, ¡cómo toca!. Y la banda es absolutamente increíble. Que forma de agarrar el blues. Muy poca gente que yo haya visto en Madrid agarra el blues como estos tios. Creo que el mérito está en un porcentaje alto en Phineas (no se si se escribe así), uno de los mejore bajistas de blues españoles; eso es disfrutar.
Pero de nuevo. Que coñazo de sala, que escenario más ... (me callo el comentario), el sonido regular, y nuestros cuellos desencajados. Pero bueno, al menos no te cobran. Es que si nos cobraran en el Moe ya sería el descojone.
Dejando a un lado al Moe, que es caso aparte, si nos fijamos en el Central, donde cada noche se programa Jazz o Blues, del de escuchar, del de sentarse tranquilo con uno de esos copazos tan de puta madre que te ponen en los que cabe la cocacola entera, tuviera la distribución de mesas que tiene por ejemplo el Calle 54, pues mucho mejor, creo yo.
¿Y el Calle 54? Joder con las mesitas, y los comensales, la madre que los parió. Que se sepa: Jerry Gonzalez paró un concierto hasta que una mesa dejó de chillar, reirse y hablar. Respeto!, que decía Aretha, joder. Yo tengo muy claro lo que haría con el Calle 54. Lo convertiría en una sala de conciertos para bailar, todo el mundo arriba. En fin, menos mal que no me llaman para distribuirles las salas, o igual no. No se.
Ya hablaremos.
Como digo el viernes me dirigí al Central con mi amiga y antigua cantante de La Banda de Blues, Bea, y con mi colega Andrew que pasó por Madrid. Llegamos, y el local petado; claro, era Ben Sidran, que está tocando hasta el 23 en el Central. Nos obligaron acoplarnos en un rincón, compartiendo una mesa con una pareja acaramelada a los que les importaba una mierda el concierto (12€!!!), y que no dejaban de levantarse, hablar, etc. No se veía nada. y nos sentamos en fila india en unas sillas incomodísimas. ¿El concierto? Pues muy bien. Sidran tocó blues, tocó funk, y toco jazz, del simpático, del bailable. Además estaba por la sala un trompetista, del que sólo dijeron que era de New Orleans, pero no su nombre. Andrew y yo nos levantamos al unísono para ver si le conocíamos, y ni síntoma. Pero tocó francamente bien.
Sidran hizo dos pases, de 40 min. cada uno. Súper corto. Coño es el Central y cuesta 12€. Parece que no les gustase tocar. No lo entiendo. Yo voy a tocar a un sitio y me dicen que sólo puedo tocar 40 min. y me da bajón. En fín, será que no todo el mundo disfruta tanto..., no se.
Luego está la frustración del primerizo. Imaginaros que vais hoy o mañana (último día) a verle. Os gusta, porque os gustará. Y vais y compráis un disco. Esta sería la típica compra que os frustraría, porque estoy seguro, con la pedazo de carrera que tiene este tio, que compraríais algo que no sería justo lo que habéis escuchado en el concierto, que no olvidéis que era la razón por la cual habéis comprado el disco.
Recomendación: Live at Montreux.
Esta portada es de la edición japo. Intentad encontrar la barata ;).
Continúo:
Después nos fuímos al Moe a tomarnos una copa, aunque en realidad nos dirigiamos a La Reina de Cuba a escuchar Jazz Latino. Pero entramos en el Moe. Estaban Edu Bighands y la Whiskey Tren. Joder cómo ha mejorado este tio, ¡cómo toca!. Y la banda es absolutamente increíble. Que forma de agarrar el blues. Muy poca gente que yo haya visto en Madrid agarra el blues como estos tios. Creo que el mérito está en un porcentaje alto en Phineas (no se si se escribe así), uno de los mejore bajistas de blues españoles; eso es disfrutar.
Pero de nuevo. Que coñazo de sala, que escenario más ... (me callo el comentario), el sonido regular, y nuestros cuellos desencajados. Pero bueno, al menos no te cobran. Es que si nos cobraran en el Moe ya sería el descojone.
Dejando a un lado al Moe, que es caso aparte, si nos fijamos en el Central, donde cada noche se programa Jazz o Blues, del de escuchar, del de sentarse tranquilo con uno de esos copazos tan de puta madre que te ponen en los que cabe la cocacola entera, tuviera la distribución de mesas que tiene por ejemplo el Calle 54, pues mucho mejor, creo yo.
¿Y el Calle 54? Joder con las mesitas, y los comensales, la madre que los parió. Que se sepa: Jerry Gonzalez paró un concierto hasta que una mesa dejó de chillar, reirse y hablar. Respeto!, que decía Aretha, joder. Yo tengo muy claro lo que haría con el Calle 54. Lo convertiría en una sala de conciertos para bailar, todo el mundo arriba. En fin, menos mal que no me llaman para distribuirles las salas, o igual no. No se.
Ya hablaremos.
1 Comments:
bueno, siendo parte de este artículo y sientiéndome muy ligada a la música, no puedo hacer menos que comentar esta muy buena descripción de la noche del viernes... Efectivamente tuvimos la oportunidad de oir muy buena música, y en un sitio con cierta personalidad como es el Central, aunque hay que reiterar lo "apretado" del lugar y la poca duración del concierto que uno de los músicos me justificó más tarde con "it's noisy for the neighbours, but it was too short for me too"...asi q yo me quedo más tranquila sabiendo que al menos al saxo le apetecía un montón seguir tocando. De aqui paso directamente a Calle 54 (hoy me salto el Moe, mejor comento otro día), donde realmente falta lo fundamental para los músicos y para el público, o sea, "feeling", esto es, respeto por parte del que mira y escucha y por tanto disfrute total del concierto en vivo; asi que yo voto por MESAS FUERA! y a bailar todo quisqui que es el mejor respeto que hay para el músico!! hasta pronto boogaloos!
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