Y es que a mi, cuando tengo resaca, pero resaca de las de señor mayor, como la de hoy, lo que más me gusta es comer, follar y escuchar flamenco.
Y no se que tiene, no se que me da, que me mueve, que me revienta. Vaya versito pa una bulería.
Estoy, sin parar, escuchando a
Duquende. Un disco relativamente nuevo que se llama
Mi Forma de Vivir.
Y es que a mi que me gusta compartimentar, y además que soy simple o simplificador, no se cual de los dos, divido el flamenco así a lo bestia en varios grupos.
Lo antiguo, que no me gusta, por antiguo; ya ves, con el blues funciono al revés.
Lo moderno, que me encanta, por el cajón, la percusión, el bajo, y btodas las aportaciones de
Camarón y
Paco de Lucía. Aquí está
Duquende.
La fusión, que depende de quien lo haga, lo toque y de con qué se fusione. Y sobre todo del momento. Un ejemplo súper bonito es
Son de la Frontera, que fusionan el sonido del tres cubano con los palos flamencos. Merece la pena darle una vueltecita. Aquí también está
Duquende.
Me gusta mucho cuando algún maestro flamenco se va de un sitio a otro y no para de moverse, siempre con respeto y con una base de tradición, que para eso se llama flamenco.
Y yo aquí sigo, pincho de tortilla, coca-cola,
Duquende, y trompeta jazzera en algún tema de este disco, en concreto en una alegría. En fin.
Ya hablaremos.