Hoy voy a intentar transmitir lo que significa para mi una experiencia completa en el
Festival de Jazz de New Orleans.
Hoy no voy a recomendar ningún disco. Ya habrá tiempo. Acabo de recibir el último pedido de
Blid Pig Records, y estoy a punto de recibir otro pedido de
Louisiana Music Factory.
Hoy voy a hablar de lo que significa estar en New Orleans y vivir un día entero (24 h.) de experiencia musical extrema.
Hablo, y hablo mogollón de New Orleans, y supongo que habrá "mucha" gente que diga, pero de que coño habla este tio. Tengo un mal rollo en el cuerpo que no os podeis imaginar, quedan 56 días para el evento más importante del año, y yo no puedo ir. Por una buena razón, afortunadamente.
El Festival de Jazz de New Orleans tiene lugar todos los años durante el último fin de semana de Abril y el primero de Mayo. Toda la ciudad se convulsiona, está de fiesta (mucho más importante para los locales que Mardi Grass), la gente se felicita por la calle el Festival, esto es, se dicen
"Happy JazzFest" como si de el año nuevo se tratara, porque en realidad para ellos es año nuevo. El año comienza y acaba cada JazzFest.
En esa época en New Orleans hace mucho calor. Aproximadamente 40º y 90% de humedad. Sobre las 11 o 12 de la mañana te despiertas. Hace un calor del demonio, y apetece una ducha fria, rápida, y a por un café. En casa no hay café. hay que buscarse la vida. Te vas a
PJ's, que es una cafetería tipo
StarBucks, pero donde el café es más parecido al español, es decir, es café, y esta rico. Terracita, el
Offbeat, y a leer, a planificar, y a mirar a las universitarias estudiar en la terraza.
¿Planificación? Mucha. Es necesaria. En media hora nos vamos al
Fairgrounds, y hay que saber con 2 o 3 horas de antelación qué se va a ver. Me explico. El JazzFest ocurre cada día - el primer fin de semana durante 4 días, y el segundo durante 3 días - en el Hipódromo de New Orleans, el
FairGrounds. Estamos hablando de 13 escenarios (cada año hay un escenario más, o menos), los conciertos empiezan a las 12:00 del mediodía, y acaban a las 20:00. No hay paradas, tan sólo 15 min. entre concierto y concierto para cambiar amplis, etc.
Eso implica planificación. Yo, por mi parte, cada día me lo planifico por la mañana, y les comento a mis colegas qué es lo que quiero ver, si coincido bien, sino coincido bien también. A determinadas horas quedamos en el
Hospitality Tent, donde hay fruta, agua, y sombra. La agenda es un cuadro donde en la parte horizontal superior está el nombre del escenario, y la parte vertical izquierda están las horas. En los cruces están las bandas. Muchas veces no ves un concierto entero. Es imposible, porque si quieres ver a
Walter Wolfman, y a la vez están tocando
Ramsey Lewis, y a la vez
Poncho Sánchez, y a la vez los
Papa Grows Funk, y a la vez ... Es imposible, así que hay que planificar.
Aunque hay otra forma de experimentar el día de campo que supone un día en el FairGrounds, que es perderse, y observar a la peña, meterse en un concierto que ni puta idea quienes son, bailar con la peña, fumarte un cigarrito de la risa con alguien que has conocido, charlas con otro, descansar, ... Hay que tomarselo con calma, pero sin pausa. No os podéis imaginar lo freekie que es la peña, y lo que mola observarles...
Wyton Marsalis en Congo Square. Hubo gente que se volvieron literalmente locos.Hablemos un poquito de los escenarios. Hay un súper escenario llamado
Accura (casi todos los escenarios están patrocinados por marcas, esto es de puta madre, no es malo, la publicidad es buena; gracias a ella podemos ver a quien estamos viendo), en este escenario vienen los famosos:
Dave Mathews, Bonnie Raitt, Macy Gray, algún local muy famoso como
Dr. John o Anders Osborne, en fin, este tipo de peña. Ahí vi yo a los
Gov't Mule.
Hay escenarios a la sombra, dentro de edificios, como por ejemplo el
Lagniappe Stage, donde se hace Brass, Cajún (alucinante ver a los señores mayores como bailan cajún y bluegrass), y cosas muy regionales. En este escenario tenemos un bar, en el que aparte de cervezas se pueden comprar una docena de ostras por 6$ (!!!), buenísimas por cierto.
Hay un escenario de gospel, en el que no dejan de entrar y salir autobuses de colegios e iglesias baptistas de Louisiana, repletas de coros de pequeños (y no tan pequeños). Se suben cantan, y la gente les increpa, y baila (para mayor gloria de Dios).
Hay un escenario de zydeco, donde la gente no deja de bailar.
Hay un escenario de Blues (dios santo, ni os imaginais lo que pasa ahí dentro).
Hay un escenario de Jazz Tradicional, donde todo el mundo tiene más de 65 años, están sentados, y en el que, a un lado, hay una pista de baile, y en la que los señores sacan a las señoras a bailar (precioso).
Hay un escenario de Jazz, el único puro de Jazz, y en el que el sonido es espectacular.
Hay un escenario llamado
Cogo Square, en el que se rinde tributo a la música afroamericana en todos los sentidos; aquí vi yo a
Celia Cruz, que increpaba a los yankis en castellano, y a
Wyton Marsalis (que por primera vez tocaba en Congo Square. Ver foto), a
Salomon Burke,... Es una experiencia.
El escenario de bluesLa sección de viento de Los Hombres Calientes. ¿A alguien le suena el de enmedio?Así que ahí estamos, calorcito, bermudas o bañata (ellas en bikini, claro), chancletas de playa, camiseta, gorro (fundamental), cervecita en la mano, y flipando con el entorno, la música, los M-U-S-I-C-A-Z-O-S, y la comida...
A ver, el Festival en realidad se llama:
New Orleans Jazz & Heritage Festival. Esto significa que no sólo hay música, sino también hay conferencias, en las que octogenarios negros que tocaron con
Gerge Lewis o Armstrong cuentan anecdotas acerca, por ejemplo, de cómo Gillespie se encontró con un cubano que le enseño a interpretar habaneras, y se levanta en medio de la conferencia (el coferenciante, digo), saca una trompeta, y el cabronazo se pone a interpretar un solo mezclando lo latino con lo tradicional, y tu te sientes muy pequeño y muy afortunado, y lloras (vamos, yo, lloro). Y también hay exposiciones, y artesania, y comida, muchísima comida.
En el JazzFest hay 70 casetas representando a 70 restaurantes de la ciudad. Cada caseta vende un plato (precio estudiante, unos 2$). Hay de todo, tienen hasta un cocido. La comida es muy especial, muy elaborada, casi tanto como la francesa. La comida es espectacular.
Una Brass animando a la peña que está en la zona de las casetas de comida.Son las 21:00 y el día ha acabado. Tenemos 20 cervezas en el cuerpo, estamos sudados y llenos de polvo. Y tenemos una cara de alucinados, de no dar crédito a lo que acabamos de experimentar. Y lo más increible es que mañana hay más. Pero son las 21:00, y hay que cenar.
Barbacoa en casa. La gente que pasa por delante, gente a la que no conocemos, gente de color de 60 tacos, vecinos creo, nos dicen:
"Happy JazzFest". Esto es acojonante. Y ahora, ¿qué?. La casa se empieza a llenar de gente, que lo primero que hacen es buscar ávidamente el Bong. Te duchas, y después de encender un pitillo, coges el
OffBeat; hay que decidir dónde vamos.
Es muy curioso, pero la gente de New Orleans (grandes, pequeños, universitarios, etc) decide al garito donde va en función de quien toca. Yo alucino. En New Orleans hay aproximadamente 200 sitios con música en directo. Y la forma de competir entre ellos es con la programación, así el programador del garito es un puesto importante. No como aqui, claro. Cada noche vamos a dos o tres sitios, planificados, claro. En casi todos los sitios hacen una cosa llamada
Sunrise Show. Por ejemplo mi bar favorito, el
Maple Leaf, tiene cada noche programadas a tres bandas. Cada banda hace unas dos horas y media de concierto (2 pases), excepto la última que hace 3 o 4 pases, y no deja de tocar hasta que no amanece. La gente, por cierto, en los conciertos no deja de bailar. No está depié mirando a la banda. No. Bailan, y gritan.
Mooney en el Maple Leaf.Son las 7 de la mañana y volvemos a casa. Borrachos como cubas, claro (nosotros somos este tipo de personas que a la pregunta de ¿necesitas beber para pasartelo bien? contestamos sin dudarlo SÍ). Y a la cama. Mañana hay que levantarse pronto para irse al FairGrounds.
Por cierto, llevo 3 días aquí y todavía no he ido a
Bourbon Street... "Thats for the fuckin' tourist people, man", dicen mis colegas.
Me quedan muchas cosas en el tintero. Pero... no hay tiempo.
Ya hablaremos. 56 días...